¿Por qué engordas cuando te estresas?/La VERDADERA RAZÓN por la que el ESTRÉS nos hace ENGORDAR
Mar 05, 2022Es muy importante que entiendas lo que ocurre en tu cuerpo cuando estás continuamente en alerta.
Del mismo modo que ha cambiado nuestra dieta, nuestros hábitos de movimiento o el nivel de polución, también ha cambiado el cómo te relacionas con tu ambiente.
Vivimos en una época donde un estado de estrés crónico, perpetuo, es más frecuente que nunca.
Y los hechos que nos han tocado vivir en los últimos 2 años sólo empeoran el problema.
Mejorar tu salud es muy difícil en esta situación.
Vivir en estado de alarma constante altera profundamente tu fisiología y tiene un impacto brutal en tu salud mental, pero también en tu salud hormonal o metabólica.
Hoy vamos a profundizar en los cambios producidos en tu cuerpo (hormonas, hígado, músculo, tejido adiposo, cerebro), cuando vives en una situación de estrés crónico.
Para qué sirven los glucocorticoides en estado de salud
Lo primero que tenemos que entender es que las hormonas de estrés o glucocorticoides tienen un papel clave en tu salud y sin ellas no puedes sobrevivir.
Es decir, como todas las hormonas, no son algo malo en sí mismo, sólo su exceso o defecto es peligroso.
Cuando no tenemos suficientes hormonas de estrés ocurre lo que conocemos como Insuficiencia Suprarrenal, siendo la E. Addison la causa más frecuente que origina esta condición. Es una situación en la que si no aportamos de forma exógena corticoides, el cuerpo no puede seguir funcionando correctamente ya que estas hormonas son imprescindibles.
En el otro extremo tenemos la enfermedad de Cushing, un exceso de producción de cortisol que nos enseña mucho sobre sus efectos deletéreos cuando está en exceso.
Y a lo que íbamos, las funciones fisiológicas de los glucocorticoides (a efectos prácticos, vamos a equipararlos con “cortisol”, aunque sea una simplificación).
Se resumen en en tres:
- Disminuir inflamación. Tienen un potente efecto antiinflamatorio. Como a veces la inflamación resulta más nociva que la propia enfermedad, se utilizan agentes antiinflamatorios como los corticoides en múltiples situaciones: Artritis Reumatoide, Enfermedad Inflamatoria Intestinal, Cáncer, Asma, etc.
- Hacer frente a las demandas del estrés. A lo largo de la vida nos enfrentamos a muchos estresores: un traumatismo, una infección, mucho calor o frio, un entrenamiento intenso, una cirugía o una enfermedad grave. Estos estresores te sacan del equilibrio, de la homeostasis, y requieren de una respuesta por tu parte para devolver ese equilibrio. Esa respuesta implica ayudar a tu cuerpo a conseguir energía movilizando grasas y glucosa, así como mantener activo y alerta a tu sistema nervioso para aumentar las posibilidades de supervivencia.
- Efecto inmunodepresor. Reduce concentraciones de linfocitos y eosinófilos. Esto se utiliza en patologías donde hay una sobre-activación del sistema inmune, como en el asma.
Efectos metabólicos de los glucocorticoides
Pero claro, el cortisol está diseñado para ser útil en momentos agudos, cuando la amenaza aparece.
No está pensado para estar constantemente actuando y esto nos trae diferentes problemas que vamos a repasar ya:
Hiperglucemia y Resistencia a la Insulina
El cortisol activa la lipólisis, y podríamos pensar que esto es bueno.
¿Perderé grasa, no?
Pues no.
Acumularás grasa.
Cuando hay más lipólisis, hay más ácidos grasos (AAGG) circulando en plasma y hay más glicerol circulante también.
El glicerol se va a utilizar para la neoglucogénesis, por lo que vamos a tener más síntesis de glucosa en el hígado en ayunas.
Esto elevará tu glucemia basal.
Es el motivo por el que mucha gente se alarma cuando en ayunas, no sólo no le baja el azúcar, sino que le sube.
Por otro lado los AAGG en plasma van a superar la capacidad de oxidación del organismo, especialmente en un contexto de sedentarismo, y esto va a promover el depósito visceral de esa grasa, es decir, que se deposite en el hígado, en los riñones o incluso en el corazón.
Ese es el origen de la “grasa visceral” y de la lipotoxicidad, aunque de esto hablaremos en otro momento.
Menos mal que al cerebro no pueden llegar debido a la barrera hematoencefálica (BHE) que no deja pasar moléculas grandes.
Esta es la razón en la que cuando hay una producción patológica de cortisol, el depósito de la grasa es en el abdomen y en zonas donde normalmente no se depositaria, como en la nuca, que da lugar a la llamada “giba dorsal” o “joroba de búfalo” o una cara “de luna llena”.
Este acúmulo patológico de grasa incrementa la RESISTENCIA A LA INSULINA, que elevará aún más las cifras de glucemia.
Tanto es así que hay un tipo de diabetes inducida por el uso de corticoides exógenos.
Diabetes corticoidea.
¿Y esto se refleja siempre en la analítica?
No siempre.
Los niveles de cortisol intra-adipocitario están elevados en Obesidad, incluso cuando el cortisol plasmático se mantiene estable.
¿Qué quiere decir esto?
Que medimos cortisol en sangre u orina, lo vemos normal, y nos olvidamos, pero realmente tus células grasas están experimentando los efectos de un exceso crónico de cortisol.
Deterioro del músculo
El músculo es el principal aceptor de glucosa de tu cuerpo.
Cuando comes carbohidratos, el principal encargado de “limpiar” esa glucosa de tu sangre, es el músculo.
Para esto necesitamos un tejido muscular que tenga “hambre” de glucosa.
Y lo que consigue el cortisol es justo lo contrario, que en el músculo haya menos transportadores de glucosa como el GLUT4 y este tejido sea más “impermeable” a la glucosa.
Básicamente el cortisol “empacha” tu músculo y evita que éste “coma” glucosa.
¿Qué ocurre?
Que la glucosa se queda en la sangre: hiperglucemia de nuevo.
El cortisol también incrementa la degradación proteica muscular (catabolismo). Esto libera aminoácidos, que se van a utilizar en la neoglucogénesis en el hígado.
Más hiperglucemia.
Y por último, una masa muscular que se va perdiendo conlleva menos capacidad funcional, menos fuerza y más riesgo de caídas.
Deterioro del hueso
Al hilo de lo anterior, el hueso también se deteriora.
Se produce una menor formación de matriz ósea debido a una menor actividad de los osteoblastos y apoptosis de los osteocitos.
Esto condiciona osteopenia y osteoporosis, y por supuesto que cualquier caída tenga como consecuencia una fractura ósea.
Efectos sobre la conducta alimentaria: hiperfagia
Los corticoides actúan fuertemente sobre tu sistema nervioso y cerebro.
Aunque no producen los mismos efectos en todo el mundo, a corto plazo la respuesta más frecuentes es una HIPERFAGIA, es decir un aumento brutal del apetito que se traduce por supuesto en una mayor ingesta a lo largo del día.
Además, es curioso pero ese apetito voraz tiene preferencia por los CHO y el dulce. ç
Es como si la RI generada por el cortisol no dejara a tus células incorporar glucosa y estas pidieran a gritos más glucosa.
Esto lo experimentaba yo mismo cada día después de una guardia, cuando con el cortisol por las nubes, sólo tenía ganas de comer cosas dulces.
Déjame en los comentarios si ésta es tu experiencia cuando estás en periodos de estrés.
Mayor retención de volumen por los riñones
Los riñones son órganos complejísimos que también se ven afectados por el estrés.
Se produce más angiotensina II, hormona vasoconstrictora, lo que genera más resistencia vascular periférica.
Además, estos órganos se quedarán con más cantidad de líquidos, por mayor liberación de hormona antidiurética o ADH, por lo que tendremos vasos más rígidos y más volumen que manejar.
¿El resultado?
La HTA asociada al estrés, a la que también contribuye el apartado emocional.
Hormonas: más glucagon, menos insulina
Por último, un exceso de cortisol también repercute sobre otras hormonas.
Primero, aumenta el glucagón, que es una hormona liberada también por el páncreas en situación de ayuno.
El glucagón es hiperglucemiante, es decir, tiene una acción opuesta a la de la insulina.
Pero es que un exceso de cortisol también influye sobre las células del páncreas encargadas de producir insulina, disminuyendo su secreción.
Por lo tanto tenemos más glucagón y menos insulina, que facilitarán una vez más que tu glucosa suba considerablemente.